En un mundo donde los viajes ya no se planifican solo por playas paradisíacas o paisajes de montaña, la gastronomía gana terreno como protagonista indiscutible de la experiencia. En este aspecto, los destinos elegidos por los paladares más curiosos combinan sabores locales, técnicas ancestrales y entornos naturales que conquistan todos los sentidos.
De Italia a Japón, del Caribe al Golfo: destinos que se saborean
En el tacón de la bota italiana, Puglia seduce con sus campos de olivos, platos que nacen de manos locales y una cocina que invita a compartir. Las típicas orecchiette amasadas en talleres abiertos al público y el pescado servido crudo, recién salido del Adriático, son postales gastronómicas que se repiten entre antiguas masserìe convertidas en alojamientos con encanto.
En el otro extremo del mapa, la isla japonesa de Okinawa conquista con su cocina simple y vital. Aquí, los ingredientes frescos se combinan con técnicas tradicionales para dar lugar a platos que reflejan el alma isleña: tofu artesanal, cerdo cocido a fuego lento y fideos con notas de yuzu. Todo esto en un entorno que invita al descanso y al bienestar, lejos del ritmo frenético de las grandes ciudades niponas.
Y si de conexión con la tierra se trata, Yucatán ofrece una experiencia que va más allá del paladar. Su cocina, heredera de la tradición maya, está impregnada de humo, maíz y sabores intensos: achiote, miel local, chile habanero. Desde las calles coloridas de Mérida hasta los sabores de la costa caribeña, este rincón mexicano fusiona arqueología, naturaleza y platos memorables como el píib, cocido bajo tierra durante horas.
Experiencias que nutren cuerpo y alma
En el norte de España, Rías Baixas invita a navegar por una gastronomía nacida del mar. Aquí, las bateas de mejillones y ostras ofrecen no solo producto fresco, sino la posibilidad de degustarlo a bordo de distintas embarcaciones, acompañado por vinos como el Albariño, que reflejan la frescura de la región.
¿Buscás un destino más exótico? Fuyaira, en los Emiratos Árabes, sorprende con sus parrillas sobre la arena y una cocina que une lo local con influencias indias y libanesas. Muy lejos del brillo de Dubái, este enclave costero se perfila como la nueva joya gourmet del Golfo.
En Cefalù y el Parque de Madonie, Sicilia muestra su costado más genuino. Desde las primeras horas del día, los talleres de ricotta fresca y los almuerzos con pasta casera se combinan con paisajes rurales, vinos del Etna y cenas frente al mar Tirreno. Todo huele a historia, a campo, a tradición.
Un viaje donde el sabor es el destino
Para los que sueñan con playas y especias, Zanzíbar ofrece un combo irresistible: mercados de especias, clases de cocina con puesta de sol y platos swahili reinterpretados con toques contemporáneos. Mientras tanto, Alassio —en la Liguria italiana— propone otra forma de lujo: marisco fresco, focaccia caliente y flores comestibles en mercados frente al mar.
Por último, Chiclana de la Frontera, en la Costa de la Luz andaluza, rinde homenaje al atún rojo en todas sus formas. Tapas, vinos blancos de Jerez y la atmósfera luminosa del sur español hacen de este destino una parada obligada para los amantes de la buena mesa.