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Jaén: el secreto andaluz para escapar del turismo de masas

Cuando pensamos en Andalucía, automáticamente vienen a la mente nombres como Sevilla, Granada o Málaga. Sin embargo, existe una ciudad que, a pesar de su enorme riqueza cultural e histórica, suele quedar al margen de los recorridos más comunes.
Un patrimonio que sorprende a primera vista
Jaén no tiene playas, y quizá por eso ha pasado desapercibida frente a otros rincones andaluces. Pero lo cierto es que esta ciudad guarda algunos de los tesoros más imponentes de la región.
La Catedral de la Asunción de la Virgen, diseñada por el arquitecto renacentista Andrés de Vandelvira, es uno de esos lugares que cortan la respiración. Con su imponente fachada de dos torres, no solo se ha convertido en el símbolo de la ciudad, sino que también forma parte fundamental de su patrimonio histórico.
Muy cerca, los baños árabes del Palacio de Villardompardo, construidos en el siglo IX, ofrecen un viaje al pasado andalusí. Restaurados en la década del setenta, son hoy un punto imprescindible para los viajeros curiosos. Lo más interesante es que en el mismo complejo funcionan dos museos: el de Artes y Costumbres Populares y el Internacional de Arte Naïf Manuel Morán, un espacio que combina historia, cultura y arte en un solo recorrido.
Calles con historia y rincones para perderse
Pasear por el casco antiguo de Jaén es una experiencia en sí misma. Sus callejones empedrados, sus iglesias y sus plazas transmiten la sensación de haber viajado en el tiempo. No se trata de una ciudad que deslumbre con grandes espectáculos turísticos, sino de un destino donde el ritmo es más pausado y donde la esencia andaluza se vive en cada esquina.
Un consejo para los visitantes: la mejor época para descubrirla es en primavera u otoño, cuando el clima es más templado y permite disfrutar cómodamente tanto de las caminatas urbanas como de las escapadas a los alrededores, rodeados de olivares infinitos.
Sabores que enamoran
Si algo distingue a Jaén es su gastronomía ligada al aceite de oliva, considerado el “oro líquido” de la provincia. Aquí, una simple tostada con aceite y tomate se convierte en un auténtico ritual matutino. Entre los platos tradicionales se destacan las migas jaeneras, elaboradas con pan, ajo y aceite, generalmente acompañadas de embutidos o uvas; el ajoatao, una deliciosa crema de papa, ajo y aceite; y la pipirrana, una ensalada fresca con pimientos, tomate, cebolla y huevo duro.
Otro sello distintivo son las tapas: en Jaén, cada consumición viene acompañada de una porción gratuita, una costumbre que convierte a los bares locales en lugares perfectos para socializar y descubrir sabores sin gastar de más. Y para los más dulceros, la repostería típica incluye joyas como los ochíos, los pestiños o los alfajores artesanales, muchos de ellos elaborados en conventos con almendra, miel y, por supuesto, aceite de oliva.
Un destino distinto en el corazón de Andalucía
Jaén no pretende competir con los grandes íconos turísticos de España. Su magia radica precisamente en lo contrario: en ser un refugio tranquilo, lleno de historia, cultura y buena mesa, donde todavía es posible caminar sin prisas y descubrir la esencia andaluza sin el bullicio de las multitudes.
Si estás pensando en tu próximo viaje a España y querés conocer un lugar con identidad propia, Jaén es la respuesta. Cerrá los ojos e imaginá recorrer sus calles antiguas, entrar a la catedral iluminada por la tarde, disfrutar de unas tapas entre amigos y terminar el día con vistas a los interminables olivares. Un destino que sorprende y enamora, ideal para quienes buscan algo más que lo previsible.
