La nueva joya de Recoleta: la cantina porteña que enamora con su cocina a leña y estética clásica

Hay lugares en Buenos Aires que logran conquistar desde el primer bocado, pero también desde la atmósfera: esos rincones donde la tradición se mezcla con una estética cuidada y una cocina que huele a hogar. Con un horno a leña como protagonista y una propuesta que combina raíces italianas, espíritu contemporáneo y esa calidez tan característica de las cantinas de siempre, este espacio ya está marcando tendencia en la escena gastronómica local.

Lo primero que sorprende al entrar es la esencia del lugar: pisos que recuerdan los bares históricos de la ciudad, mesas de madera, sillones de cuero y una iluminación tenue que invita a quedarse. Todo está pensado para generar un clima íntimo pero moderno, donde la nostalgia convive con una impronta actual. Al costado, una barra visible —como en las cantinas de antes— ofrece cafés, aperitivos y una selección cuidada de vinos argentinos.

Pero el corazón del lugar, sin dudas, es su imponente horno a leña de dos metros de diámetro. Desde allí salen platos que reinterpretan clásicos porteños y recetas de impronta italiana con un giro actual. Las pastas gratinadas, los canelones de ricotta y espinaca, las focaccias recién hechas o el osobuco cocido lentamente son algunos de los imprescindibles. También destacan las pizzas, tanto al molde como a la piedra, todas elaboradas con masa artesanal y combinaciones que realzan la calidad del producto sin necesidad de excesos.

La propuesta gastronómica acompaña todos los momentos del día. Durante la mañana, la cantina se transforma en un espacio ideal para arrancar con cafés de especialidad y piezas de pastelería elaboradas con granos seleccionados de Meca Café y El Bohío. A la hora del almuerzo, la cocina despliega un repertorio reconfortante: risotto de calabaza con queso azul, pastel de papa con vacío ahumado, minutas tradicionales o focaccias salidas del horno hace minutos.

Por la tarde, el clima cambia otra vez. El café filtrado con refill libre invita a trabajar, leer o simplemente conversar. Para quienes buscan algo más, aparece el ritual del vermouth con Triolet de cortesía y una barra de montaditos que rinde homenaje a las viejas cantinas familiares. De noche, la carta se expande con pastas artesanales, carnes de cocción lenta, opciones para compartir —como la lasagna gratinada— y pizzas a la piedra pensadas para disfrutar con un buen vino.

Los fines de semana se suman propuestas que celebran la vida porteña: brunchs abundantes, pastas amasadas a la vista y un ambiente que evoca esos almuerzos largos y distendidos que tantos porteños atesoran. En la terraza semitechada se vive una experiencia distinta: un pequeño refugio urbano ideal para degustar un Aperol Spritz o una copa del exclusivo Cantina Malbec by Famiglia Banno, especialmente seleccionado para realzar los sabores de la cocina a la leña.

Esta nueva cantina —ubicada en pleno corazón de Recoleta— es de esos lugares que uno descubre casi por casualidad y termina recomendando con entusiasmo. Si estás buscando un rincón auténtico, cálido y con una propuesta gastronómica que combina tradición y creatividad, esta cantina porteña es una invitación abierta a disfrutar de Buenos Aires desde su mesa más sabrosa. ¿Listo para planificar la visita?